Me dijeron muchas veces que ciudades románticas como Verona o Venecia no deben visitarse si no es con la compañía de un enamorado. Pues bien, yo no estoy de acuerdo. ¿Acaso hay algo más lindo que dejarse enamorar por una ciudad? ¿Hay algo más halagador que dejarse cortejar por sus puentes, caer ante la seducción de su...
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Porqué Me Sorprendieron Los Niños De San Gimignano
Por unas horas desee ser una niña, y haber nacido en Italia, y haber estado el domingo 14 de febrero en San Gimignano. Pero conviene empezar desde el principio. Me levanté a las cinco de la mañana, casi sin poder despegarme de la almohada, y con la ayuda de un fuerte capuccino partí hacia la estación Tiburtina....
¿Somos Los Viajeros Malcriados? Introspecciones En El Cairo
Avenida Tahrir, 12° piso. Me levanto temprano esta mañana y salgo al balcón a tomar café. El sol a estas horas extiende un manto tenue y difuso sobre una ciudad que todavía duerme en el letargo, apabullada por su noche frenética. Desde el edificio de enfrente un vecino abre la puerta de la terraza y,...
10 motivos para volverse loco por Roma (y los romanos)
Hace tres años que vengo atesorando anécdotas romanas, imágenes que me sorprendieron, me apasionaron, me llenaron la boca de carcajadas y los ojos de lágrimas. Las razones por las que amo Roma. 1. La divina comedia. Cielo e infierno, circo y Edén, Roma es un universo paralelo en el que la hecatombe y la gloria están a...
Me decidí, me mudé a El Cairo: primeros 5 días en la ciudad del sol
Día 1 Me despierto a la madrugada con el Edén (la llamada a la plegaria), que en esta zona de la ciudad no es tan sugestivo como en otras zonas de El Cairo. Se parece más bien a un grito desentonado de angustia, una especie de eco convaleciente que replica el lamento de una nación...
Cómo olvidar mi primera impresión de El Cairo
Tierra. Mucha tierra, por todos lados. Y bocinas, las calles del Cairo son un enredo laberíntico de autos y peatones sólo guiados por un código implícito de orquestas y señas que va configurando una melodía frenética e imparable. “Cruzar la calle se parece a jugar al tetris”, me decía ayer una española que vive acá desde hace...